Etiquetado: rutina

Día 4 en Montreal (ya no pongo ‘n cosa que extraño’ porque ya saben de qué voy a escribir)

Hoy extrañé dos cosas; la primera, no poder llamar a una droguería a pedir un domicilio. Es muy cómodo tener dolor de cabeza, no encontrar Sevedol en tu casa y llamar al número del imán de La Rebaja que tienes pegado en la nevera y pedir tu medicina.

Luego, andando de copiloto en carro por toda Laval (ciudad cercana a Montreal) haciendo mis primeras vueltas como inmigrante residente, aprendí que acá en cada Pare se debe frenar hasta 0 (cero) kilómetros por hora. Es ley, si no lo haces, parte corrido. Entonces, extrañé no solo manejar, sino manejar a lo animal como estuve manejando en Cartagena estos últimos 4 meses. Para explicar mejor mi forma de manejar, los taxistas me tenían miedo, hacía las escuadras en segunda y arrancaba de una y como buena mujer resentida no le daba el paso a nadie.

Arrêt...

Bueno, aprovecho para decir lo que no extrañé: los grillos. Caminando por un paseo peatonal escuché y vi bichos de varios colores y clases, como si estuviera en el Jardín Botánico de Turbaco. Léase bien, de Turbaco, no de Bogotá, con toda la diferencia que implica el cambio de temperatura.

Andando nuevos pasos, guardando nuevas memorias...

Día 3 en Montreal – Tercera cosa que extraño

Raramente, aún no extraño la comida de mi tierra, pues me estoy quedando donde una pareja de cartageneros y he comido hasta pasta con mariscos que no tiene nada que envidiarle a la de Pozzeto. Y hoy almorzaré paella.

Pero bueno, el tema es lo que extraño hoy. Los domingos, día en que yo casi ni me paraba de la cama, desayunaba a eso de las 12 y luego, como a las 3, a todas nos daba hambre y hacíamos «vaca» y pedíamos chuzo desgranado o alguna clase de comida rápida en Mr. Chuzz. Esa es la tercera cosa que extraño.